¿Cómo afecta el estrés al corazón?
El estrés es algo normal en nuestras vidas. Puede producirse por causas físicas, como no dormir lo suficiente o tener alguna enfermedad. Otro tipo de causas son emocionales, como preocuparse por la falta de dinero o el fallecimiento de un ser querido. El estrés también puede estar provocado por motivos menos dramáticos, como las obligaciones del día a día o presiones que hacen que sintamos que no controlamos lo que sucede a nuestro alrededor. A continuación te contamos cómo el estrés de corazón nos afecta.
La respuesta de nuestro cuerpo ante el estrés tiene como objetivo protegernos. Sin embargo, si se mantiene de forma constante, puede llegar a provocarnos daño. La hormona cortisol es liberada ante situaciones de estrés. Estudios demuestran que altos niveles de cortisol por un estrés mantenido en el tiempo pueden incrementar el colesterol en sangre, niveles de azúcar y presión arterial. Todos ellos son factores de riesgo habituales en enfermedades cardíacas. También puede generar cambios que favorezcan la aparición de placas de ateroma en las arterias.
Incluso, situaciones de poco estrés pueden desembocar en una disminución del flujo sanguíneo hacia el corazón, recibiendo éste menos oxígeno del necesario. En el largo plazo puede, también, afectar a la coagulación de la sangre, lo que incrementa el riesgo de infarto.
Habitualmente, el estrés se manifiesta con:
- Molestias y dolores
- Disminuyendo la energía y la capacidad de sueño
- Ansiedad, ira o depresión
- Impaciencia
- Olvidos
La respuesta ante el estrés es diferente. Algunas personas reaccionan de forma contundente y, otras, lo hacen de forma relajada y despreocupada. Por suerte, podemos disminuir el efecto del estrés en nuestro cuerpo y, por tanto, en nuestro corazón. Primero, debemos identificar las causas y después, intentar controlar nuestra respuesta física y mental ante estas situaciones. Intenta los siguientes consejos para controlar el estrés y mantener tu corazón saludable.
Realiza ejercicio abundante
El ejercicio puede ayudar a contrarrestar los efectos perjudiciales del estrés. Realiza 150 minutos de ejercicio moderado-intenso por semana. Esto se puede llevar a cabo en sesiones de 30 ó 40 minutos, 4 ó 5 veces por semana. El ejercicio ayuda a la salud cardiovascular controlando el peso, mejorando el colesterol y disminuyendo la presión arterial. También tiene el beneficio específico de reducir el estrés en sí mismo, así como disminuir el riesgo de depresión.
¿Necesitas motivación para realizar ejercicio? Intenta andar entre 10.000 y 12.000 pasos cada día. Con un reloj inteligente o una pulsera cuantificadora de pasos puedes tener la información de forma instantánea, así como saber cuántas escaleras subes en vez de coger el ascensor.
Reduce el estrés en el trabajo
Numerosos estudios demuestran que tener un trabajo exigente que ofrezca pocas oportunidades para tomar decisiones o proporcione poca recompensa, incrementa el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Si el cambiar de puesto no es una posibilidad ahora mismo, haz lo que puedas para controlar el entorno. Intenta tener tiempo todos los días para realizar alguna actividad fuera del trabajo. Haz algo relajante y que disfrutes como leer, pasear o, simplemente, dedicar unos minutos a respirar profundamente.
Disminuye el nivel de ansiedad y trata la depresión
La ansiedad mantenida en el tiempo o el estrés emocional incrementan el riesgo de infarto. Para reducir el nivel de ansiedad, puedes realizar actividades como el yoga, y la meditación andando o tradicional. Por otro lado, el alcohol, el tabaco y la cafeína incrementan la sensación de ansiedad, el estrés y la presión sanguínea. Reducir su uso o, idealmente, eliminarlo, mejorará ostensiblemente dichos niveles.